viernes, 29 de enero de 2016

Agenda del suicidio - Pablo Raphael





Agenda del suicidio (Tumbona ediciones, 2011) de Pablo Raphael (escritor mexicano, 1970) es el primer libro de cuento del autor y con el que se hizo acreedor al Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen.

Esta compilación tiene la particularidad de girar en torno a las vidas ficcionalizadas de algunos escritores que terminaron con sus días por mano propia. El ángulo del narrador en tercera persona, que conoce detalles y particularidades del suicida como si de alguien cercano se tratara, abre numerosas posibilidades, pues son testimonios que arrojan luz a los resquicios que permanecen en la penumbra.

Bajo el epígrafe "En Atenas se castigaba el suicidio; al cadáver se le privaba de la sepultura, su mano derecha era amputada y enterrada en otro lugar",  de Pierre Moron, los relatos de Raphael se agrupan como lastimosos recuerdos de aquellos que prefirieron elegir el día y la hora para abandonar su cuerpo tras legar fascinantes obras creativas a sus semejantes.

El suicidio es un acto que, a pesar de estar documentado a lo largo de la historia del hombre, generalmente ha sido condenado por la religión o la moral, pero existen diversos filósofos que lo han justificado como Séneca, Hume, Nietzsche o Schopenhauer, quien afirmó que “es manifiesto que nada hay en el mundo sobre lo cual tenga cada uno un derecho tan indiscutible como su propia persona y vida”.

"El error de la liga Witte" declara la posibilidad perdida, décadas antes del horror, de exterminar al genocida que creó el holocausto.

En "Trofeo para Idaho", el narrador es encarnado por una figura paterna y conciliadora que a cambio de unos dólares, revela lo más íntimo, los "secretos profesionales" con los que ha reconstruido la biografía de uno de los narradores más afamados del siglo pasado, Ernest Hemingway.

"El naufragio del sol" describe las cartas-augurios escritas con una sola palabra en las cáscaras de dos naranjas que anuncian la muerte del escritor Yukio Mishima, junto con un paquete con sus últimos textos, justo como los recibidos por su editor.

"Portbou, el último pasaje" revela traducciones, manuales de usuario con inserciones literarias, fronteras, accidentes mortales, hostilidad política e instrucciones que a través de recuerdos piden encontrar un instrumento musical muy significativo.

El trabajo del autor es el del más aplicado de los detectives, el de un cuidadoso orfebre que engarza piedras preciosas pulidas para crear sensibles maravillas. Raphael no defiende el suicidio de ninguno de ellos, pero sí intenta colocar todas las piezas de un rompecabezas en el que el jugador renunció antes de concluirlo, otorgando un paisaje mucho más profundo y nítido en donde sólo había huecos.

El club de los suicidas  (1878) de Robert Louis Stevenson, Réquiem por un suicida  (1993) de René Áviles Fabila, Escritores suicidas (2001) de Héctor Gamboa o La tienda de los suicidas (2007) de Jean Teulé  son sólo algunos ejemplos de obras en las que la intrigante cuestión del suicidio se ha manifestado. En la ficción y en la no ficción, éste es un tema tanto inevitable como interminable, una ramificación de la muerte sobre la que sólo queda especular.

"Eternos instantes previos", uno de mis textos mensuales en la Revista VozEd, habla precisamente de las peculiares fotografías que por diferentes motivos fueron tomadas segundos antes de la muerte de la persona retratada. En algunos casos eran suicidas.

Del síndrome de la mano ajena o extraña surge "La mano anárquica", cuento en la misma línea de “La mano insomne” de Mariana Rergis, que describe a través de una compilación te textos, la estrafalaria vida y muerte de Bruno Lot, un personaje popular entre sus congéneres por más motivos que los literarios.

El libro se puede conseguir en Librerías Gandhi o directamente en la página de la editorial.

Para finalizar, transcribo las mejores frases del libro:


A esta hora el agua

"En toda la tierra y por unos segundos nadie piensa en ella." p. 10

"...los gritos para llamarla son en realidad para llamarse entre ellos..." p. 11


La respiración desplegada

"...decidió convertirse en una especie en extinción y para hacerlo tenía que encontrar a especies parecidas a la suya." p. 25

El error de la liga Witte

"Hay tres posibilidades para mí: el cadalso, el suicidio o un futuro tan brillante que no me atrevo a pensar en ello." p. 36

"El asco recorría mi estómago mientras mi lengua se encargaba de deleitar sus oídos." p. 37


Trofeo para Idaho

"Y no había noche, ni bebida, ni objeto que pudiera calmar las ganas de una nueva víctima. Era un acumulador. En sus manos y con sus manos tenía la posibilidad de conseguir la última pieza que le faltaba. Se decidió y colocó esa pieza, ese animal, en la mira: el miedo mismo. Siempre dijo de sí que era un hombre extraño y más que creerle yo lo comprobaba en cada una de sus manías, en la forma de contradecir todo lo que se le decía..." p. 43

"Era un experto, revisó los cartuchos, acarició el gatillo, se detuvo unos segundos en la mira, giró la escopeta hacia su cuerpo y calmó el fuego y el miedo, la respiración nerviosa de su último trofeo." p. 46


El olvido del mundo 

"...reconociéndose como el alma que lleva muchas décadas arrastrando a un cuerpo con la memoria despedazada." p. 53


El uno y su doble

"...los críticos no tienen noción del espacio y por eso no caben en ningún sitio." p. 57

"vivía atormentada por la duda de la infidelidad, tanto de la propia como la que pudiera cometer su marido." p. 61

"Se puede negar, se puede coincidir, incluso de puede cambiar de opinión. Pero poner en duda la palabra de alguien es algo que insulta." p. 64

"...sólo era capaz de encontrar la verdad en la contradicción que hay en el gusto de dudar." Ibídem

"Los años habían agotado las estrategias." p. 67

"Ver que una persona muere es como dar dos pasos. El primero es fácil y ligero, el siguiente pesa dos toneladas." p. 73


Días conjugados

"...una vida donde la tragedia fue siempre silenciosa." p. 89

"...en la lectura de esa historia las lágrimas escurrieron con el desasosiego de aferrarse irremediablemente a lo que hace daño." p. 91


Portbou, el último pasaje

"Pero si hablamos de escalones, cuando un pie no ejerce la presión que garantice el equilibrio, la caída será, casi siempre, mortal." p. 108

"Nadie sabe qué hacer con una persona cuando ésta muere en sus brazos, nadie sabe cargar con un muerto en las espaldas o en los brazos." p. 112

"...la culpa y el miedo son dos consejeros que siempre llevan al fracaso." p. 114


La mano anárquica

"Se fue matando ante nuestros ojos sin que nadie quisiera o pudiera hacer nada." 

"Le encantaba estar borracho, Lo vivía como una liberación, como una manera de entender el mundo, de sobrevivir." p. 123

"¿Quién diría que apagar y prender un interruptor pudiera ser algo demencial? Los cuarenta y cinco intentos de tu izquierda no fueron suficientes para vencerte con cuarenta y seis. Ahora el insomnio y la noche." p. 126



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