miércoles, 31 de diciembre de 2014

Los cuatro hermanos lunares - Gustav Meyrink





Esta es una pequeña nota preliminar que escribí para el cuento "Los cuatro hermanos lunares" de Gustav Meyrink para Mono de piedra, un proyecto en la red que apoya las publicaciones independientes de escritores iberoamericanos, impulsando así a la literatura a través de una plataforma actual. También pueden visitar su página en Facebook.

Gustav Meyrink es uno de mis escritores de literatura fantástica favoritos desde hace más de diez años, así que no fue difícil hacer la selección de un cuento para prologar cuando me hicieron la invitación para ser parte de Mono de piedra, pues Murciélagos, libro de cuentos al que pertenece "Los cuator hermanos lunares", marcó mi juventud.

Transcribo a continuación mi nota preliminar, y el cuento completo lo pueden descargar en formato ePub en este enlace.



Gustav Meyrink



Austria vio nacer en el siglo XIX a uno de los escritores representativos de la literatura fantástica, Gustav Meyrink (1868-1932). Comenzó a publicar relatos a los 32 años y en ellos ya existen características de la sátira, lo fantástico y ciertos toques de misterio que acompañarían desde entonces a sus narraciones. Gracias a esto, su nombre comienza a ser conocido en el ámbito literario. En 1915 publicó su primer y más famosa novela, El Golem. Al siguiente año publica Murciélagos (Fledermäuse: Ein Geschichtenbuch), libro que reúne siete de sus relatos más célebres, entre ellos Los cuatro hermanos lunares (Die Vier Mondbrüder, 1915).

Antes de dedicarse a la literatura y el ocultismo, Meyrink ejerció como banquero y abandonó el rumbo financiero debido a una estafa. Decidido a dejar este plano existencial a los 24 años, un opúsculo sobre la vida después de la muerte hizo un oportuno acto de aparición debajo de su puerta segundos antes de poder accionar el gatillo de la pistola, salvando su vida. He ahí la explicación del gran interés que surgió en él por las ciencias ocultas y que éstas sean unas de las principales temáticas en su mística narrativa, que influenció fuertemente a los escritores anglosajones adeptos al género fantástico, el horror y afines.

En toda su obra Meyrink muestra una fuerte preocupación por todo lo relativo al espiritismo, la parapsicología, la cábala, el taoísmo o la masonería, así como por doctrinas, ciencias y disciplinas alternativas y fascinantes que lo maravillaron y a las que introduce a sus lectores a través de su literatura. El simbolismo es clave en la narrativa de este autor, donde la muerte y lo onírico se filtran a través de las imágenes. Sus abundantes y acertadas descripciones logran crear el ambiente idóneo para cada uno de sus relatos y los imprevistos acontecimientos sorprendentes otorgan una carga de emoción con la que resulta imposible detener la lectura. El misterio es un sello siempre presente en las letras de Meyrink y se respira una atmósfera de suspenso en cada párrafo.

En el cuento Los cuatro hermanos lunares (especie de documento) Meyrink nos presenta, en una clase de autobiografía, la lúgubre historia del magistrado Wirtzigh, víctima de una alucinación o quizá de un sueño premonitorio. Este relato refleja el miedo latente al desarrollo tecnológico e industrial del siglo XX que muestra a las máquinas como objetos vivos y de perdición, pues estas inician una contienda apocalíptica contra sus inventores, los seres humanos. Los viajes espacio-temporales y los diferentes planos existenciales son otras preocupaciones del autor inscritas en estas líneas.

En el mismo cuento, Meyrink menciona al peculiar ilustrador Alfred Kubin, quien pareciera haber diseñado a los singulares personajes de esta historia: figuras alargadas, demacradas y oscuras representadas en funestas acciones o situaciones. De la relación de estos autores, hermanados por el misterio y lo indescifrable, surgió La otra parte, una de las obras maestras de la novela fantástica que Kubin publicó gracias a las ilustraciones que hizo por petición de Meyrink (para cierta novela que el literato finalmente no escribió).

Las tinieblas poblaron el imaginario de Meyrink y haberlo transmitido con tanta certeza es sólo uno de sus múltiples méritos. Miedo, asombro y extrañeza son algunas de las emociones garantizadas con esta lectura.


Lola Ancira 
México, 2014

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