domingo, 4 de noviembre de 2012

Zen en el arte de escribir - Ray Bradbury




Breve reseña personal: Zen en el arte de escribir, de Ray Bradbury (de quien hablé ya en una entrada anterior) es un libro conformado por once de sus ensayos cuya temática central es la escritura.

Para los que tenemos el gusto y la necesidad de escribir, este tipo de material es completamente necesario. En estos ensayos, Bradbury hace un tipo de disección de su obra desde sus primeros cuentos y novelas hasta guiones de películas y obras de teatro, explicando detenidamente y de una manera simple pero siempre crítica cómo y cuál es la ardua labor de un escritor, su instrucción y las diversas anécdotas y vivencias que lo transformaron en el grandioso escritor que fue.

Lo más particular de este libro es que Bradbury en ningún momento se detiene en aspectos técnicos de la escritura, sino que se centra en lo realmente importante: la esencia de la escritura, el origen de la inspiración y el genio del creador. Nos dice que aquello que ha de escribirse debe presentarse de manera fluida y espontánea, no forzada; pues es un trabajo que requiere tiempo y persistencia y que surge y se alimenta principalmente de la obra de otros autores y que reposando en el inconsciente personal, creando escenas, mundos, historias, imágenes y personajes únicos y diferentes. Este resultado es un objetivo que suele ser perseguido por los escritores y no esperado, como bien sugiere Bradbury, quien también asegura que es mejor dejar el trabajo al inconsciente y liberar el resultado sin esfuerzo, con ánimo y placer.

Lo que hace de este libro algo más que una guía o manual para la escritura creativa, además de estar escrito de puño y letra por Bradbury (y que a mí con eso me basta), son los pormenores autobiográficos que nos acercan mucho más al hombre que a la figura del escritor, pequeños obsequios dispersos en todos los ensayos que lo aproximan a un plano terrenal y común al nuestro, descubriéndonos que el genio está dentro y aunque se conforma en el contexto, la esencia siempre surge del interior y se deja escuchar (o, en este caso, leer) al expresarse mediante el lenguaje escrito.

Uno de esos detalles es el referente a los problemas financieros que el autor tenía cuando empezó a escribir y aún no publicaba o publicaba poco: “Yo le recordé el voto de pobreza a que me habían obligado las circunstancias” dijo dirigiéndose a su esposa, quien a pesar de pasar los primeros años de difícil economía de un escritor, siempre estuvo a su lado con sus dos hijas, creyendo en él y su potencial.

Una corta reseña de este libro también aparece en el número cuatro de una página que creó un listado de los nueve mejores libros sobre escritura y lectura, de los cuales, debo admitir, sólo reconocí el número tres, On Writing: A Memoir of the Craft, de Stephen King y que leeré en cuanto tenga oportunidad de conseguir. El número ocho también me llamó muchísimo la atención: Ernest Heminway on Writing, por lo que ésta lista me parece respetable y habrá que analizar el resto de los títulos posteriormente.

Y ahor,a algunas frases y fragmentos memorables de los ensayos (si parece que transcribí la mayor parte del libro, comprendan que me fascinó):

“¿Y qué se aprende escribiendo? , preguntarán ustedes. Primero y principal, uno recuerda que está vivo y que eso es un privilegio, no un derecho. Una vez que os han dado la vida, tenemos que ganárnosla. La vida nos favorece animándonos y pide recompensas.” P. 10

“(...) escribir es una forma de supervivencia. Cualquier arte, cualquier trabajo bien hecho lo es, por supuesto.” P. 10

“Si no escribiese todos los días, uno acumularía veneno y empezaría a morir, o desquiciarse, o las dos cosas. Uno tiene que mantenerse borracho de escritura para que la realidad no lo destruya.” P. 11

“(...) cuando la muerte reduce la marcha de otros, uno tiene que preparar de prisa un trampolín y saltar de cabeza a la máquina de escribir.” P. 12
“Todas las mañanas salto de la cama y piso una mina. La mina soy yo. 
Después de la explosión, me paso el resto del día juntando los pedazos.” P 12


“(...) si uno escribe sin garra, sin entusiasmo, sin amor, sin divertirse, únicamente es escritor a medias.” P. 14

“(...) el primer deber de un escritor es la efusión: ser una criatura de fiebres y arrebatos.” P. 14

“Ahora los dejo al pie de la escalera, treinta minutos después de medianoche, con un bloc, una pluma y una posible lista. Conjuren sus palabras, alerten a su personalidad secreta, saboreen la oscuridad. Peldaños arriba, en las sombras del altillo, espera su Cosa. Si le hablan con suavidad y escriben toda vieja palabra que quiera saltar de sus nervios a la página...
Tal vez, en su noche privada, la Cosa del final de la escalera... empiece a bajar.” P. 31


“De modo parecido, a lo largo de la vida nos llenamos de sonidos, visiones, olores, sabores y texturas de personas, animales, paisajes y acontecimientos grandes y pequeños. Nos llenamos de impresiones y experiencias y de las reacciones que nos provocan. Al inconsciente entran no sólo datos empíricos sino también datos reactivos, nuestro acercamiento o rechazo a los hechos del mundo.” P. 34

“Lo que para todos los demás es El Inconsciente, para el escritor se convierte en La Musa.” P. 35

“Si vamos a poner nuestro inconsciente a dieta, ¿cómo preparar el menú?
Bien, la lista podría empezar así:
Lea usted poesía todos los días. La poesía es buena porque ejercita músculos que se usan poco. Expande los sentidos y los mantiene en condiciones óptimas. Conserva la consciencia de la nariz, el ojo, la oreja, la lengua y la mano. Y, sobre todo, la poesía es metáfora o símil condensado. Como las flores de papel japonesas, a veces las metáforas se abren a formas gigantescas. En los libros de poesía hay ideas por todas partes; no obstante, qué pocos maestros del cuento recomiendan curiosearlos.” P. 37

“Todos necesitamos que alguien más alto, más sabio, más viejo nos diga que a fin de cuentas no estamos locos, y que lo que hacemos es correcto. Correcto, diablos, ¡excelente!” P. 48

“Cada relato era una manera de descubrir personalidades. Cada día, la personalidad descubierta era levemente distinta de la descubierta veinticuatro horas antes.” P. 61

“(...) tratándose de libros, escritores y los grandes silos donde se almacenan los ingenios, soy la locura enloquecida.” P. 65

“-El delito no es tener libros, Montag, ¡es leerlos! Sí, de acuerdo. Yo tengo libros. ¡Pero no los leo!” Fragmento de Fahrenheit 451, P. 65.

“-Me lo comía como si fueran ensalada; los libros eran para mí el sandwich del almuero, la merienda, la cena y el bocado de medianoche. ¡Arrancaba las páginas, me las comía con sal, las ensopaba con deleite, mordisqueaba las costuras, pasaba capítulos con la lengua! Docenas, cientos, billones de libros. Llevé tantos a casa que anduve años jorobado. Filosofía, historia del arte, política, ciencias sociales; nombra el poema, el ensayo, la obra de teatro que quieras: me los comí todos. Y después... después... - la voz del jefe de bomberos se apaga.
Montag lo apremia: -¿Y después?

-Bueno, me sucedió la vida. -El jefe cierra los ojos para recordar.- La vida. Lo de costumbre. Lo mismo. El amor que no marcha del todo, el sueño que se vuelve agrio, el sexo que se hace pedazos, las muertes demasiado rápidas de amigos que no lo merecen, el asesinato de uno, la locura de otro, la lenta muerte de una madre, el suicidio brusco de un padre... una estampida de elefantes enfurecidos, un ataque total de la enfermedad. Y pos ninguna parte, ninguna, el libro justo en el momento justo para rellenar la grieta de la presa que se viene abajo y contener la inundación, o recibir una metáfora, perder o encontrar un símil.” Fragmento de Fahrenheit 451 P. 67

“Todas las mañanas me levantaba, iba hasta el escritorio y escribía cualquier palabra o serie de palabras que me pasaran por la cabeza.
Luego me alzaba en armas contra el mundo, o a su favor, y ponía una variedad de personajes a sopesar la palabra y enseñarme qué significaba en mi vida.Una o dos horas más tarde,para mi asombro, había concluido un nuevo cuento. Era una sorpresa total y encantadora. Pronto descubrí que tendría que trabajar así el resto de mi vida.” P. 69


“(...) la ciencia ficción devora ideas, las digiere y nos dices cómo sobrevivir.” P. 87

“Sin imaginación no hay voluntad. Sin sueños imposibles no hay posibles soluciones.” P. 87

“(...) la Historia de las Ideas; no otra cosa ha sido siempre la ciencia ficción. Ideas alumbrándose a sí mismas en hechos, muriendo sólo para reinventar nuevos sueños e ideas y renacer en formas y figuras aún más fascinantes, algunas permanentes, todas con una promesa de Supervivencia.” P. 90

“Construimos tensiones, en especial hoy en día, que apuntan a la repulsión y luego, si somos buenos, talentosos, observadores, permitimos que el público sienta náuseas.” P. 97

“Todos somos ricos e ignoramos la enterrada evidencia de la sabiduría acumulada.” P. 100

A los amigos que escriben siempre he intentado enseñarles que hay dos artes: primero, termnar una cosa; y luego el segundo gran arte, que es aprender a cortarla sin matarla ni dejarle ninguna herida. Cuando empieza la vida del escritor ese trabajo le repugna, pero ahora que soy más viejo se me ha vuelto un juego maravilloso, un reto que me gusta tanto como escribir el original, porque es un reto. Tomar un escalpelo y cortar al paciente sin matarlo es un reto intelectual.” P. 103

“Yo, fíjese, estoy acostumbrado a levantarme y correr a la máquina de escribir, y en una hora he creado un mundo. No tengo que esperar a nadie. No tengo que criticar a nadie. Está hecho. Con una hora me basta para adelantarme a todos. El resto del día puedo haraganear. Esta mañana ya he escrito doce mil palabras; así que si quiero tener una comida de dos o tres horas puedo, porque ya les he ganado a todos.” P. 110

“Ahí está el gran secreto de la creatividad. A las ideas hay que tratarlas como a los gatos: hacer que ellas nos sigan. Si usted intenta acercarse a un gato y levantarlo el animal no lo dejará. Tiene que decir: 'Bueno, vete al diablo'. Entonces el gato se dirá: 'Un momento, éste no se parece a la mayoría de los humanos.' Y luego, por curiosidad, se pondrá a seguirlo: 'Vaya, ¿a ti qué te pasa que no me quieres?'. Pues bien, con las ideas ocurre lo mismo. ¿Se da cuenta? Uno dice: 'Al diablo, no hace falta que me deprima. No hace falta que me preocupe. No hace falta que empuje. Las ideas me seguirán. Cuando bajan la guardia y están listas para nacer, me doy vuelta y las atrapo.” P. 111

“Es mentiroso escribir para que el mercado comercial os recompense con dinero.
Es mentiroso escribir para que un grupo de esnobs y cuasiliterario de las gacetas intelectuales nos recompense con fama.” P. 114

“NO PENSAR. 
Lo que resulta en más relajación, más espontaneidad y una mayor creatividad.” P. 116

“La cantidad da experiencia. Sólo de la experiencia puede surgir la calidad.” P. 118

“A menudo su arte estará e n lo que no dice, lo que omite, en la habilidad para exponer simplemente con emoción clara, y llevarlo a donde quiere llegar.” P. 118

“El trabajo del artista es tan largo, tan arduo, que un cerebro que vive por su cuenta acaba desarrollándose en los dedos.” P. 118

“El escrito debe dejar que sus dedos desplieguen las historias de sus personajes, que, siendo humanos y llenos como están de sueños y obsesiones extrañas, no sienten más que alegría cuando echan a correr.” P. 119

“(...) no deberíamos desdeñar el trabajo ni desdeñar los cuarenta y cinco o cincuenta y dos cuentos escritos en nuestro primer año de fracasos. Fracasar es rendirse. Pero uno está en medio de un proceso móvil. Entonces no hay nada que fracase. Todo continúa. Se ha hecho el trabajo. Si está bien, uno aprende. Si está mal, aprende todavía más. El único fracaso es detenerse. No trabajar es apagarse, endurecerse, ponerse nervioso; no trabajar daña el proceso creativo.” P. 119

“(...) a través de las emociones, con el trabajo sostenido durante un largo periodo, la escritura se hará más clara; el escritor empezará a relajarse porque estará pensando bien y el pensamiento se hará más correcto aún porque él estará relajado. Se volverán los dos intercambiables. Por fin el escritor comenzará a verse. De noche, de lejos, la fosforescencia de sus adentros arrojará sombras en la pared. Pro fin el chorro, la agradable mezcla de trabajo, espontaneidad y relajación será como la sangre en un cuerpo, fluyendo del corazón porque ha de fluir, en movimiento porque ha de moverse.” P. 120

“En el fondo, todas las buenas historias son de una sola clase: la de la historia escrita por un individuo con una verdad propia.” P. 122

“Lo único que puede causar daño grave son los diversos tipos de presunción.” P. 122

“Recuerden: la Trama no es sino las huellas que quedan en la nieve cuando los personajes ya han partido rumbo a destinos increíbles. La Trama se descubre después de los hechos, no antes.” P. 124

“Sabio es el escritor que conoce su inconsciente.” P. 124

“Tenemos el arte para que la verdad no nos mate.”  

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